Con ‘Otra puta novela gráfica‘ (La Cúpula), Jorge de Juan (Plasencia, 1978) debuta como autor completo y crea un universo propio lleno de un humor, en la línea del ‘Odio’ de Peter Bagge. El protagonista es Gus Pena, un dibujante al que su editor exige que en el plazo de una semana le presente un proyecto de novela gráfica de tipo ‘social’. El pobre monigotero empieza entonces una peregrinación en busca de una historia con gancho para su tebeo, que le llevará a visitar a su hermana lesbiana, a hacerse cargo de un anciano con demencia y a juntarse con los yonkis de su barrio.

A pesar de que por el título se puede pensar que estamos ante una parodia del fenómeno de la novela gráfica, este es tan solo el punto de partida de una historia descacharrante en la que no queda títere con cabeza.

¿De dónde surge la idea de ‘Otra puta novela gráfica’?

La idea básica que se me ocurrió fue hacer una parodia partiendo del término con el que, de un tiempo a esta parte, se ha empezado a llamar a los cómics, y que tanto ha dado que hablar a unos y otros. Por eso puse al protagonista, un dibujante de cómics bastante desastroso, en la situación de tener que sacar adelante una ‘novela gráfica’, y tener que presentarle a su editor un proyecto serio que tuviera un ‘interés social’, lo que daba la excusa perfecta para poner a Gus Pena, el protagonista, en un montón de situaciones cómicas.

Haces un retrato muy gracioso y a la vez crudo de la industria del cómic… ¿La realidad supera la ficción?

Pues a pesar de que en ‘Otra puta novela…’ las situaciones y los personajes son inventados, exagerados y bastante delirantes, seguro que sí, que la realidad los supera muchas veces… A lo mejor al dibujar situaciones tan frikis y tan surrealistas me he acercado a la realidad más de lo que pretendía en un principio…

¿Crees que determinada forma de entender la novela gráfica lleva a lo que tú muestras en la tuya, que se prioricen los temas sociales frente a otros géneros?

Bueno, más bien es un estereotipo: relacionar el concepto de ‘novela gráfica’ con ‘tema serio, profundo y trascendental con fuerte carga social’. Pero hay de todo, las novelas gráficas cubren una variedad de temas enorme, no creo que haya ahora mismo un tema que no haya sido tratado en alguna. No tiene tanto que ver con el tipo de historia, sino con la supuesta seriedad con la que la tratas… A mí me hacía gracia precisamente partir de ese estereotipo básico para hacer un cómic de humor. La verdad, no sé si se priorizan los temas serios, pero de todas formas a mí sí me gustaría ver más cómics, tebeos, o novelas gráficas de humor ‘puro y duro’ entre las novedades de las librerías…

La influencia de Peter Bagge es notoria, pero tu estilo no deja de ser muy personal…

La influencia de Peter Bagge es innegable, y supongo que sí es la más notoria… Desde que mi hermano me descubrió sus cómics me enganché completamente a todo lo que publicaba. Pero está claro que, desde que empiezas a dibujar, y en mi caso ha sido desde muy pequeño, te va influyendo todo aquello que te genera interés: las historietas de Ibáñez, de Raf, el humor gráfico de Gila, la revista El Jueves, El Víbora… Supongo que luego, partiendo de esa mezcla de cosas que te van afectando al cerebro, vas sacando tu estilo, como buenamente sepas y puedas…

Quizás uno de los mayores hallazgos de ‘Otra puta novela gráfica son los personajes, con Gus Pena a la cabeza… ¿Tienes pensado darles continuidad y crees que será posible?

Tengo pensado darles continuidad, y la idea y la intención están ahí, así que espero que sea posible. A mí, desde luego, me apetece seguir dibujando a Gus Pena y compañía en otro tipo de situaciones.

Hay dos momentos especialmente desternillantes del libro, el encuentro con los modernos y la visita al salón del cómic…

Esas dos secuencias me daban mucho juego. Reconozco que el encuentro con los modernos me hacía especial gracia dibujarlo, es un colectivo que, ya de entrada, se presta mucho a que se hagan todo tipo de bromas, por eso en ese contexto ya de por sí tan parodiable quise incluir la aparición de lo que podríamos llamar «nuevos modernos»…  Gente perteneciente a contextos sociales completamente distintos y que de repente es admirada e incluida dentro del círculo moderno. En este caso, los antiguos «yonkis del barrio», con uno convertido en video-artista de moda de la forma más gratuita y absurda. También fue una de mis favoritas a la hora de dibujarla.
Y la visita a la convención de cómics también era un entorno en el que se podían dar muchos de los momentos más delirantes: la charla-coloquio con los autores presentando sus obras autobiográficas, el salón del cómic con todo lo que allí se congrega… Y aparte, también era una oportunidad para poner a Gus en una situación que para él debería ser normal, ya que es dibujante, pero aún así le vemos igual de desubicado y excluido socialmente, actuando como pollo sin cabeza, como le pasa durante toda la historia…

¿Eres, como Gus Pena, un dibujante alejado del circuito?

Ja ja ¡Dios, qué pregunta más jodida! ¡Quiero pensar que no! Aunque esa sensación de que todo se puede ir al garete en cuanto te descuidas y ese miedo a cagarla sí que los comparto bastante con el personaje. Sentirse un poco Gus Pena alguna vez y en determinados círculos sociales es algo que te puede pasar cuando menos te lo esperas.